Las palabras y las imágenes correctas nos pueden enseñar para toda la vida
En Guatemala vivía una maestra llamada Lupita. Un día se convirtió en madre y quiso ser una excelente mamá y tener la misma paciencia con sus hijos como la tenía con sus alumnos.
Cuando su hijo José Miguel crecía y ya llegaba a los 2 años y medio, Lupita inició el entrenamiento para ir al baño y pensó en cómo haría este proceso del desarrollo de forma respetuosa y cordial.
Lupita escuchaba como su vecina regañaba, amenazaba y humillaba con comentarios negativos a su propio hijo pequeño que se encontraba en ese mismo proceso, y ella no quería eso para José Miguel.
Un día visitó una librería y encontró un libro infantil de cuentos que narraba los pasos para aprender a ir al baño. A Lupita le pareció una herramienta fabulosa para usarlo con su hijo.
Cada vez que sentaba al pequeño en el baño, Lupita le leía el libro una y otra vez, y con este método el niño pudo visualizar e internalizar de manera sencilla y respetuosa este proceso. Al final, José Miguel logró su objetivo sin temores ni regaños.
El poder de las palabras y las imágenes correctas nos pueden solucionar y enseñar para toda la vida.
Ana Beatriz Martínez
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