El béisbol y la educación en la República Dominicana
A diferencia de los aspirantes a jugadores de béisbol nacidos en Estados Unidos, los jóvenes internacionales no son elegibles para el sorteo anual de las Grandes Ligas de Béisbol (MLB), en el que los jugadores estadounidenses que se han graduado de la escuela secundaria o la universidad se inscriben para un proceso de selección altamente regulado. En su lugar, los jóvenes dominicanos aspirantes a jugadores que suscriben contratos profesionales de corto plazo son reclutados por un sistema de capacitación informal en la que algunos “Programas” son dirigidos por emprendedores y facilitados por buscones (captadores de talento).
El objetivo principal de la participación en estos programas es conseguir un codiciado lugar en una de las academias de la MLB en la isla, para la cual los jóvenes son elegibles a los 15.5 años. El “sistema de academias” dominicano produce más jugadores de la MLB nacidos en el extranjero que cualquier otro país del mundo. Venezuela, el segundo proveedor más importante de jugadores de la MLB nacidos en el extranjero, también tuvo un sistema similar, pero debido a la inestabilidad política, inseguridad e incluso desnutrición; solo hay cuatro equipos con campamentos en el país desde 2017, y solamente alrededor de 100 programas de capacitación informal permanecen intactos.
El “sistema de academias” dominicano produce más jugadores de la MLB nacidos en el extranjero que cualquier otro país del mundo.
La MLB ha estimado que entre 2,000 y 4,000 jóvenes dominicanos participan en actividades de capacitación contratadas en las academias dominicanas cada año, un número que representa un grupo de talento de élite extraído de los programas informales de todo el país. Hasta la mitad de los jóvenes jugadores de las academias obtendrán algún tipo de contrato profesional en la MLB o en otro lugar, ofreciendo al menos una oportunidad profesional en el corto plazo y una fuente de ingresos relativamente importante, así como un valioso reconocimiento para el futuro profesional relacionado con el béisbol (formación o entrenador de jugadores, por ejemplo).
Por el contrario, se estima que la participación anual en los aproximadamente 1,500 programas informales del país se ubica entre los 20,000 y 80,000 jóvenes, o entre el 2% y el 8% de todos los hombres dominicanos en el rango de edad entre 10 y 20 años. De acuerdo con un reciente programa dominicano de televisión sobre el tema, se estima que la “gran mayoría” de estos jóvenes abandonan la escuela por completo y, cuando les es posible, se inscriben en un plan de estudios de fin de semana que los deja drásticamente detrás de sus compañeros en términos de desempeño escolar.
Juventud, educación y pobreza en la república dominicana
Todos los jóvenes aspirantes a jugadores de béisbol en la República Dominicana, predominantemente pobres, enfrentan fuertes y arraigados incentivos para desertar de la escuela para dedicarse al béisbol. Estos jóvenes aspirantes que vienen desde afuera de las principales áreas metropolitanas en donde predominan los programas de formación, a menudo se mudarán con familiares, amigos o incluso con los mismos directores de los programas para que puedan participar en un régimen intensivo y de tiempo completo de entrenamiento durante el inicio de su adolescencia.
Los jóvenes que desertan de las prospectivas carreras de béisbol pasan rápidamente a formar parte de lo que se conoce como la generación “ni-ni” (ni trabaja ni estudia) en América Latina; no participan en trabajos remunerados ni están matriculados en la escuela. Las estimaciones recientes indican que esta población representa el 30% de los jóvenes entre 15 y 24 años en toda la región. Se estima que este grupo etario es el principal vehículo y víctima principal de la creciente ola de violencia, pandillas y drogas que azota las áreas metropolitanas de República Dominicana.
Todos los jóvenes aspirantes a jugadores de béisbol en la República Dominicana, predominantemente pobres, enfrentan fuertes y arraigados incentivos para desertar de la escuela para dedicarse al béisbol.
Los jóvenes dominicanos hombres ya tienden a abandonar, fracasar o repetir en la escuela a un ritmo que casi duplica el número de las mujeres. Los factores de riesgo asociados con las bajas tasas de finalización de la educación para los hombres dominicanos son alarmantes e incluyen tasas más altas de VIH, paternidad adolescente, condenas penales, participación en pandillas o uso drogas y una incidencia mucho mayor de desempleo en el sector formal. Todos estos factores de riesgo son impedimentos considerables para el desarrollo de la sociedad dominicana y la economía del país.
Por supuesto, sería impreciso e injusto culpar al béisbol de todos estos males sociales. La educación en la República Dominicana ya tiene dificultades, lo que complica el cálculo de riesgo que enfrentan los jóvenes peloteros. Menos de la mitad de todos los dominicanos completan la educación secundaria y el nivel de escolaridad formal promedio es de aproximadamente 7 años, muy por debajo del promedio regional de América Latina. El analfabetismo es un problema particularmente grave en República Dominicana y los índices de aprendizaje en lectoescritura inicial son consistentemente los más bajos de América Latina, entre los 17 países evaluados por los exámenes comparativos de educación de la UNESCO, con niños que están leyendo en niveles más bajos que las niñas, tanto en el tercer como en el sexto grado. Este es el desafiante contexto que existe en el país y en la que se desarrolla la formación para el béisbol.
En resumen, todos los datos disponibles deben dejar claro que el camino hacia el éxito que toma un niño dominicano de bajos ingresos hacia una carrera como jugador profesional de béisbol es altamente improbable. Se trata más bien de un camino hacia un futuro con cierta pobreza socioeconómica.
Esfuerzos en la integración del béisbol y la educación
En 1997, la ley dominicana ordenó que todos los niños se matriculen en la escuela al menos hasta el octavo grado. Poco después, se abrió la primera oficina de la MLB en Santo Domingo; su objetivo principal era frenar las ilegalidades en torno a la contratación de jugadores jóvenes. Esto incluía la falsificación de certificados de nacimiento, el tráfico de drogas para mejorar el rendimiento y la explotación financiera de los buscones en detrimento de jugadores recién contratados.
A partir de 2006, la legislación nacional en la República Dominicana también exige un estándar mínimo de educación para jóvenes inscritos en campos de entrenamiento de béisbol. Incluso antes de esta legislación, varios equipos de la MLB comenzaron a reconocer la necesidad de apoyo educativo dentro de sus academias. Los equipos comenzaron a implementar clases de inglés y entrenamiento cultural para aquellos jugadores que probablemente harían la transición al béisbol profesional de EE. UU., y en algunos casos incluyeron habilidades básicas de lectura, escritura y matemáticas. Desde entonces, la mayoría de los equipos han instituido o revisado programas educativos en todas las academias, algunos de los cuales son de alta calidad. Sin embargo, si bien esto representa un progreso, no aborda el desafío más profundo.
Poco después, se abrió la primera oficina de la MLB en Santo Domingo; su objetivo principal era frenar las ilegalidades en torno a la contratación de jugadores jóvenes.
El desafío que queda por resolver es la provisión de educación de calidad para los niños que participan en los programas informales y que abandonan la escuela antes de tiempo. Esta situación nunca se ha abordado de forma sistémica. Recientemente, en conjunto con el Ministerio de Educación, se formó el Comité de Protección de Prospectos del Béisbol (una comisión para prevenir la deserción escolar de prospectos beisbolistas), pero como no existe una autoridad centralizada ni estadísticas públicas disponibles, es difícil establecer un porcentaje de los participantes de programas de formación de béisbol que continúan y progresan hacia carreras profesionales de béisbol en cualquier nivel. Sin embargo, sabemos que el porcentaje es extremadamente bajo. Dada la naturaleza cada vez más competitiva del proceso de reclutamiento y selección de talentos en República Dominicana, es probable que este porcentaje se reduzca aún más mientras que el número de participantes en los programas de formación continúa creciendo. Esta preocupación se planteó públicamente a principios de 2005, cuando el periodista Dave Zirin escribió por primera vez acerca de lo que consideraba “la recolección de talento… sin responsabilidad por (quienes) se quedaron atrás”.
La abrumadora mayoría de los jóvenes dominicanos que persiguen una carrera profesional en el béisbol deberán depender en última instancia de fuentes de ingresos distintas al béisbol y necesitarán una educación y capacitación adecuadas para poder hacerlo. El hecho es que, a diferencia de sus contrapartes estadounidenses que persiguen el sueño del béisbol, la mayoría de los jóvenes dominicanos todavía deben elegir entre entrenar para carreras profesionales relacionadas o no al béisbol tan temprano como a los 10 años de edad, mientras enfrentan duras realidades socioeconómicas que hacen que los riesgos de largo plazo de desertar de la escuela sean particularmente altos.
Encontrar el punto de equilibrio: intervenciones basadas en la evidencia y empoderamiento conjunto
Se necesita una comprensión recíproca de los desafíos que el desarrollo de los jugadores impone a la educación en la República Dominicana y viceversa. Con mejor y mayor información adecuada sobre estadísticas, características demográficas e incentivos, el Ministerio de Educación, la oficina de la MLB, la Asociación de Jugadores de la MLB (MLBPA), donantes y otros actores claves pueden enfrentar más eficazmente los desafíos para la búsqueda de soluciones comunes. Con información adecuada disponible se pueden tomar medidas significativas para cambiar la dinámica de esta situación.
Soluciones de fácil acceso podrían incluir opciones como la creación de una base de datos de mejores prácticas con información comparativa sobre el alcance comunitario y educativo de los programas de entrenamiento de béisbol, para que sus directivos puedan tomar decisiones en favor del bienestar del niño. También se podrían nombrar Enlaces Educativos de la Unidad de Educación Comunitaria del Ministerio de Educación, quienes actuarían como trabajadores sociales que ayudarían a los jóvenes y sus familias a trazar opciones para una educación alternativa y trayectorias profesionales.
Podría explorarse, al nivel de política pública, la integración de la formación competitiva de alto nivel de béisbol en escuelas públicas y privadas en ciertas comunidades focalizadas.
Baseball Cares, una alianza formada en 2015 entre la Embajada de EE.UU., la MLB y la MLBPA, funciona en escuelas y comunidades cerca de las academias de la MLB. Este programa es prometedor y, aunque se reconoce que se debe involucrar a muchos más actores clave, puede ampliarse para orientar los programas de formación de jóvenes peloteros y concentrar las intervenciones en medir y aumentar tanto las tasas de retención como los niveles de aprendizaje.
Los objetivos a más largo plazo podrían incluir la creación o integración de escuelas privadas y sin fines de lucro que puedan coordinarse con los programas de entrenamiento de béisbol. Esto crearía una experiencia integrada de formación y educación, que garantice al menos la finalización de la educación primaria. También podría explorarse, al nivel de política pública, la integración de la formación competitiva de alto nivel de béisbol en escuelas públicas y privadas en ciertas comunidades focalizadas. Esto último significaría en realidad la incorporación del modelo estadounidense en República Dominicana, en el que la toma de decisiones entre educación y béisbol finalmente se elimina. La Academia Dominicana de Deportes y Educación podría ser un ejemplo prometedor.
El financiamiento y liderazgo de los esfuerzos para combatir los retos que se presentan sobre el béisbol y la educación, y que van más allá de los programas de formación, deben ser compartidos por todos los actores clave de la sociedad dominicana. La Comisión para Prevenir la Deserción Escolar de Prospectos Beisbolistas puede ser un buen comienzo, pero el liderazgo de los antiguos jugadores y los jugadores más respetados del país, incluidos aquellos con fundaciones caritativas, sería muy poderoso para visibilizar el tema y generar financiamiento para intervenciones que solucionen el problema. Estos jugadores no solo tienen una voz única y poderosa en el país, sino que saben mejor que nadie cómo serían sus vidas si el béisbol no hubiera sido una opción de desarrollo profesional.
El liderazgo de los antiguos jugadores y los jugadores más respetados del país, incluidos aquellos con fundaciones caritativas, sería muy poderoso para visibilizar el tema y generar financiamiento para intervenciones que solucionen el problema.
Habrá que tener cuidado con las posibles intervenciones en este tema. Si bien el objetivo es promover un cambio positivo, este no debe ser excesivamente disruptivo como para que perjudique los incentivos financieros y profesionales firmemente arraigados en el negocio de los prospectos de béisbol. La clara comprensión de estos incentivos debe ser sistematizada por una autoridad central, y las opciones educativas deben responder a ellos, sin ignorarlos o desafiarlos de manera irracional. Es fácil imaginar, por ejemplo, que una regulación gubernamental más estricta de los programas de formación podría prevenir la deserción escolar, pero esto podría ser perjudicial si no existieran los fondos suficientes para que los programas permitan a los prospectos de béisbol permanecer en la escuela mientras entrenan con el mismo nivel de intensidad.
Sin duda, el béisbol ha brindado y continuará brindando a la República Dominicana un gran placer, orgullo y prosperidad. Además, EE. UU. continuará beneficiándose de la inclusión de los jugadores dominicanos en el béisbol de las ligas mayores y menores. Además, se ha avanzado en el fundamento de la producción de talentos de béisbol en la República Dominicana. A los jóvenes que hoy suscriben contratos con academias se les ofrece una gran cantidad de oportunidades que hacen que sus elecciones en la vida sean significativamente menos dependientes de lograr llegar a las grandes ligas, y más productivas si lo hacen.
No obstante, debemos tener clara la dinámica de la producción de talentos de béisbol en la República Dominicana. Obtener una educación de calidad ya es suficientemente difícil, y no se deben ignorar los incentivos perversos para que los jóvenes deserten de la escuela. Aquellos que se preocupan tanto por la educación como por el béisbol deben buscar soluciones para poner fin a la necesidad de escoger entre el deporte que amamos y la búsqueda de una educación decente.
***
Michael C. Lisman cursa un doctorado en la Universidad Johns Hopkins, donde su investigación de tesis se centra en la educación en la República Dominicana. Este artículo fue publicado originalmente en The Dialogue, en su versión original en inglés. La traducción al español es del autor.