Los niños deben prepararse para aprender a leer y escribir
Antes de leer y escribir, los niños deben desarrollar una serie de elementos. Lenguaje oral, comprensión oral, animación a la lectura, conciencia fonológica, conciencia del lenguaje escrito, vocabulario y grafomotricidad son habilidades clave. Si un niño de 0 a 6 años no adquiere estos conocimientos, no puede aprender a leer y escribir con facilidad.
En este caso podemos citar la parábola del sembrador (Mateo 13: 1-9). El sembrador salió a sembrar. Parte de la semilla cayó junto al camino y vinieron las aves y se la comieron. Parte de la semilla cayó en pedregales, donde no había mucha tierra, y brotó pero salió el sol y se quemó, porque no tenía raíz y se secó. Parte cayó entre espinos y los espinos crecieron y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra y dio fruto.
De la misma manera, si un estudiante no adquiere los elementos de la lectoescritura emergente, al iniciar la lectoescritura inicial adquiere el aprendizaje, pero durante el proceso presenta dificultades.
Estas dificultades incluyen la timidez al hablar, la dificultad en identificar sonidos y realizar trazos, y el uso de un vocabulario limitado. Algunos niños que muestran estas dificultades hasta se retiran de sus establecimientos educativos porque consideran muy difícil aprender, pero es porque no adquirieron los conocimientos en el momento adecuado.
Para evitar esto, padres y docentes deben compartir la responsabilidad de asegurarse de proveer a los niños una preparación para leer y escribir. Los niños deben recibir las habilidades de lectoescritura emergente entre los 0 y los 6 años de edad para poder aprender lectoescritura inicial al comenzar la primaria.
Porque, como las semillas de la parábola, los niños que lleguen a Primero Primaria con conocimientos como lenguaje oral, conciencia fonológica, conciencia del lenguaje escrito, animación a la lectura, vocabulario y grafomotricidad caerán en buena tierra, crecerán y darán frutos.