La buena semilla
Sin lugar a dudas, la formación en valores que recibimos en casa es fundamental, y será parte del crecimiento profesional, social y personal.
Si tus padres te enseñaron que lo que no es tuyo no se toca, aprendes que robar es un pecado. Si creciste mintiendo, porque cuando llaman a tu casa tus padres te piden que digas que no están, seguramente para ti será algo normal hacerlo.
Un porcentaje muy alto de familias que desde el hogar enseñan a sus hijos a actuar correctamente, heredarán a sus generaciones la condición de familias sanas, exitosas en todo sentido.
Por supuesto, también hay casos en algunas familias en que, de los 3 hijos bien formados resulta una manzana podrida. Esto puede deberse al entorno fuera del hogar: amigos, compañeros de la escuela, etc. Es aquí cuando la formación adecuada debe complementarse en el aula, y no debe ser responsabilidad total del docente la formación de los niños. El maestro traslada conocimiento, los padres educan en todo sentido.
Sembremos en nuestros hijos la buena semilla y recogeremos una buena cosecha.